Este cuadro se caracteriza por la presencia de Vértigo como síntoma aislado, de comienzo súbito de intensidad variable, aunque generalmente el cuadro es bastante florido y se debe al déficit de funcionamiento de uno de los nervios vestibulares, con el consiguiente cuadro de inestabilidad, vértigo, tendencia a la caída lateral hacia el lado afecto (lateropulsión), y cortejo vegetativo acompañante (naúseas y vómitos).

La afectación puede ser del nervio completo o de una de sus ramas (superior o inferior), siendo esto último lo más frecuente. Se especula con su origen vírico probable, aunque no pueden descartarse causas inmunológicas o vasculares. El diagnóstico se hace en base a la exploración clínica que suele ser muy característica y el VHIT como prueba complementaria principal, que permite incluso el diagnóstico diferencial entre la afectación completa o de una de las ramas del nervio.<

Su tratamiento incluye los corticoides, sedantes vestibulares, y la rápida iniciación de ejercicios de Rehabilitación Vestibular.